25.2.05

Almodóvar de 2 en 2 (y VII): En esta ocasión 3. Y 2 Oscars

Almodóvar llega a su fín. Al menos en lo que se refiere a esta serie de posts dedicados a su persona y a su filmografía. En este caso serán tres los films a repasar. Sus últimos tres títulos de su carrera. Y sus dos Oscars.

Todo sobre mi madre (1999)

Por fin le llegó, gracias a este título, el codiciado Oscar a manos de Pedro. Desde ese día, nuestro engreído realizador, seguro que ha tenido mejores sueños, a pesar de seguir ansiando más y más premios. La verdad es que, en muchos aspectos, se trata de uno de los mejores trabajos del Almodóvar de los últimos años.

La película se centra en el personaje de Manuela, una enfermera, que dejará provisionalmente su residencia de Madrid para trasladarse a Barcelona, ciudad en la que intentará encontrar a su ex marido, tras dieciocho años de separación, para comunicarle la muerte accidental de su hijo en común. En su empeño por localizarlo colaborará un particular grupo de mujeres: una monja embarazada y seropositiva; un travestí un tanto peculiar; una actriz soberbia y su amante lesbiana y heroinómana.

Todo Sobre Mi Madre posee una realización ciertamente impecable y llena de recursos narrativos visuales e imaginativos. Esa salida de un túnel oscuro para desembocar en una iluminada Barcelona, por ejemplo, fue la manera en que Almodóvar reflejó el paso de la tristeza y la depresión de Manuela a la esperanza que le podría abrigar un cambio de aires, así como diversos guiños (y paralelismos) de toda índole a una de las obras cumbre de Mankiewicz, Eva al Desnudo. Sin embargo, su guión resulta repetitivo, como casi siempre, retomando de manera cansina ese juego entre el melodrama a lo Douglas Sirk con algunos toques al más puro estilo de comedia transgresora, aquella que practicó en sus inicios como cineasta.

Al mismo tiempo, la cinta hace gala de un buen número de interpretaciones excelentes (de entre las que cabe destacar la de una madura y sorprendente Cecilia Roth), de las que tan sólo chirriaba (y bastante) la de Toni Cantó en la piel de un travestido.

Con este film, volvió a hacer un retrato de varias mujeres histéricas, un tanto forzado en ciertos aspectos pero de factura elegante y atractiva, del que valdría la pena anotar un curioso descubrimiento, el de Antonia San Juan, un travestí divertido sobre el que recaía la parte más humorística de la función. En otros films no almodovarianos, la tal San Juan demostró su poca validez como actriz, lo cual demuestra que Almodóvar es, indiscutiblemente, un buen director de actores.

Completaban el reparto otras caras habituales en el cine del manchego, como Marisa Paredes, Penélope Cruz y Fernando Guillén, añadiendo a su universo al gran Fernando Fernán Gómez y a una efectiva Candela Peña.

Hable con ella (2002)

Con este film se abre el periodo más decadente y oscuro en la filmografía del realizador. Se trata de una película ciertamente insoportable, de mal gusto y alarmantemente enfermiza, en la que se nos narran dos historias similares bajo dos puntos de vista diferentes, las de Benigno y Marco, un enfermero y un periodista, ambos atraídos por dos mujeres en estado vegetativo, una torera y una bailarina. Tanto el uno como el otro tendrán sentimientos muy distintos hacia ellas.

Perdiendo casi totalmente su sentido del humor (el poquito que le quedaba), la película se salva mínimamente gracias a la impagable interpretación del argentino Dario Grandinetti y al buen hacer (sorprendente, por otra parte) de Rosario Flores, en un rol corto pero consistente. La amanerada interpretación de Javier Cámara, en el papel del enfermero obsesivo y un tanto tarado, así como la descripción de este mismo personaje o la inserción de una especie de sueño chabacano y hortera, en el que uno de los protagonistas entra en el interior de la gigantesca vagina de Leonor Watling, son sus peores bazas.

A mí gusto, junto con Matador, es lo peor de lo peor en la carrera de Pedro Almodóvar. Incomprensiblemente le hizo conseguir su segundo Oscar, en esta ocasión como mejor guión original. Cosas de la vida. El mismo realizador, él solito y a través de sus palabras de agradecimiento, se acabó desacreditando del todo.

La Mala Educación (2004)

Realizada bajo las coordenadas del thriller más rocambolesco, cercana en parte al universo más patético del peor de los films de Brian de Palma, aunque desde una vertiente totalmente homosexual, éste es el último producto, hasta el momento, de Pedro Almodóvar.

Totalmente tamizada de toques gays y travestidos, narrada en espiral y en tres tiempos diferentes, en los que se mezclan la realidad y la imaginación de sus personajes, la cinta se pierde por esa obsesión del director en querer sorprender continuamente a través de una originalidad tan forzada como vacía. Un insoportable ejercicio de estilo en el que pretendía, sin conseguirlo, rizar el rizo cada cinco minutos.

La cinta nos plasma el reencuentro de dos jóvenes en el Madrid de finales de los años 70: un director de cine novato y un escritor frustrado, reciclado en actor. A los dos les une el pasado, ya que en su infancia estuvieron juntos en un colegio católico de internos. Marcados por unos hechos acaecidos en la escuela, decidirán llevar al cine una historia escrita por el segundo de ellos, tras la que se esconde una verdadera y perversa venganza.

La película no fue comprendida ni por el público ni la crítica, convirtiéndose en el gran fiasco de la carrera de Almodóvar. A pesar de sus ansias de renovación, al menos en cuanto a sus actores se refiere (ya que no recurrió a ninguno de sus típicos colaboradores anteriores, con la excepción de Javier Cámara), demostró una falta total de ideas y cierta manipulación a la hora de crear su guión.

¿Qué nos deparará este hombre en el futuro? Hagan sus apuestas.

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