6.9.10

EN RESUMIDAS CUENTAS: De topos y recuperadores

Salt es una nueva película de espías que, dirigida por Phillip Noyce, tiene como principal atractivo el protagonismo de Angelina Jolie. De hecho, una vez vista la cinta, la Jolie es su único aliciente. Y eso que la mujer empieza a asemejarse a un esqueleto dotado de un par de prominentes tetorras.

Americanos y rusos enfrentados, como en los viejos tiempos. Un topo y el presumible atentado a un líder político conforman la clave del asunto. La cosa no empieza mal. Pretende ser una especie de Jungla de Cristal, aunque permutando al Willis por la Jolie. Sus primeros minutos hacen gala de un ritmo imparable. Muy pasados de rosca, pero funcionan a la perfección y se nota que su director conoce el género. Trepidantes y sin respiro. Pero aquí acaba todo; se acabó lo bueno. A los veinte minutos, ya se pueden salir del cine que se van a ahorrar una sarta de gilipolladas sin sentido.

Una historia sobre espías e infiltrados debería tener un guión sólido, compacto y bien narrado. Salt finge apoyarse en un guión, pero es pura fachada. Cuanto expone no tiene ni pies ni cabeza. Nada cuadra. Todo está montado para el lucimiento Salt(imbanqui) de la mujercita del Brad. Un puro artificio sin lógica alguna. La cuestión es mantener al espectador enganchado a la pantalla a golpe de chorradas. Los giros argumentales que propone, en lugar de sorprender, convierten a la trama en algo aún más inexplicable.

Un consejo: al finalizar, no intenten analizar su argumento. No les servirá de nada. Es imposible comulgar con ruedas de molino.


Otra de acción estrenada hace poco es Repo Men. Ésta va de ese palo del fantástico visual que copia descaradamente el mundo futurista expuesto por Ridley Scott en Blade Runner. Pero, en su propuesta, se ve incapaz de ir más allá de la estética y de su prometedor planteamiento inicial pues, cuando intenta avanzar en su argumento, se va perdiendo por momentos.

Una sociedad futura en el que la medicina se ha convertido en el negocio más grande. Los transplantes de órganos se pagan a precios astronómicos. Al contado o a cómodos plazos..., como desee el cliente. ¡Pero ay pobre de aquel que deje de pagar una sola letra! A los pocos días, un sicario de la empresa sanitaria les hará una visita para “recuperar”, a lo vivo y sin miramientos, el órgano implantado. La única solución es enfrentarse al sistema... aunque sea desde dentro del mismo sistema.

La idea, repito, es interesante. El problema estriba en que Miguel Sapochnik, su director, no sabe conducirla a buen puerto. Su guión patina y pierde agua por todos lados. Asimismo, los personajes se me antojan antipáticos e incluso, como en el caso del interpretado por un desmadrado Forest Whitaker (cada día que pasa, peor actor), resulta totalmente irritante. Por otra parte, el precipitadísimo proceso de maduración del rol con el que carga un esforzado Jude Law no termina de ser en absoluto creible.

Una serie B sin ángel, deslucida, que sin embargo posee algún pasaje ciertamente original, como una violentísima y sanguinolenta escena entre Law y Alicia Braga tras la que se esconde la declaración de amor más heavy en el cine de los últimos años.

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