28.10.14

Ensalada de espías



El director holandés Anton Corbijn, el mismo que dirigiera la interesante El Americano, se instala en la ciudad alemana de Hamburgo y, amparándose en una novela de John le Carré, con El Hombre Más Buscado se adentra en una historia de espías en la que convergen un par de delegaciones internacionales, la CIA y la BND (la agencia de inteligencia extranjera del gobierno alemán) en un mismo caso en el que, aparentemente, se ven implicados un inmigrante checheno recién llegado al país y una presunta red ligada directamente con el terrorismo islamista.

El gran reclamo de la cinta recae en su protagonista principal, el llorado Philip Seymour Hoffman dando vida, en la que es su obra póstuma, a Günther Bachmann, un espía alemán que conoce muy a fondo el tema de la traición y de la manipulación de los informes secretos. Fumador compulsivo, bebedor y destinado a Hamburgo debido a una mala experiencia en la ciudad de Beirut, es el rol ideal para que Seymour Hoffman, gracias a su inteligencia actoral, dotara de humanidad a uno de esos personajes herméticamente gélidos del universo literario de John le Carré. Quizás no se trate de una de sus mejores interpretaciones ya que, a pesar de cumplir a la perfección con su cometido, en algún que otro momento se le nota un tanto sobreactuado.


No busquen en El Hombre Más Buscado una cinta de acción al estilo de las de James Bond. Mucho más próxima a títulos como El Espía Que Surgió del Frío o el más reciente El Topo, se trata de un trabajo mucho más reflexivo sobre el oscuro trabajo de los profesionales de la investigación y, ante todo, de las trabas que ambas agencias van poniendo a sus respectivas indagaciones.
 

Ciertas lagunas narrativas no significan ningún problema para que su complicada trama, llena de personajes y situaciones distintas, esté tan bien perfilada que resulte perfectamente comprensible para el espectador, teniendo su punto más álgido en su resolución final en donde, mediante un inesperado giro de guión, quedan totalmente plasmadas las intenciones iniciales del director y que no pienso desvelar (¡Tutatis me guarde!) para no chafarles el meollo de la historia.

Un comentario aparte merece el trabajo de espléndidos secundarios de la talla de Willem Dafoe, Rachel McAdams o Robin Wright quienes, de modo incuestionable, refuerzan la labor del desaparecido Philip Seymour Hoffman.


Un producto totalmente recomendable a los amantes del espionaje más clásico y real y que, al mismo tiempo, se muestra capaz de recuperar las coordenadas (puestas al día) de un género que tuvo su época de esplendor gracias a la llamada guerra fría.

2 comentarios:

El Señor Lechero dijo...

Una gran película de espías donde se da uno cuenta que el Hoffman no estaba interpretando lo de estar hecho polvo y que la Wright (ex-Penn) se ha quedado con la cara paralizada.

David dijo...

Sí. No está mal. Me gustó más "El topo", pero va en esa línea... Y coincido con el comentario de arriba. Parece notarse a Hoffman hecho polvo...ya no sabes si va con el personaje o que estaba así.
Yo que esperaba con ansía la conversación del taxista para convencer a su cliente. No me esperaba ese final.
Un saludo.