19.11.14

Detective sin licencia


Desde que protagonizara la entretenida Venganza, Liam Neeson parece haberse especializado en un tipo de personaje muy concreto: el del vengador urbano al estilo de los que inmortalizara Charles Bronson en la década de los 70, aunque hurgando más en la parte humana que en la animal. Ahora, metido en la piel de Matt Scuder, un detective creado por el escritor Lawrence Block y que ya tuvo su aproximación cinematográfica en 8 Millones de Maneras de Morir bajo el rostro de Jeff Bridges, vuelve a la gran pantalla para investigar una serie de secuestros y posteriores asesinatos en los que se mezclan un par de ex agentes de la DEA y varios narcotraficantes. Su director es Scott Frank y el título Caminando Entre las Tumbas.


Lo mejor de la propuesta se encuentra en la caústica descripción del personaje de Matt Scuder y, ante todo, en el consistente trabajo interpretativo de Liam Neeson; un Neeson que se mueve como pez en el agua dando vida a un ex policía que, en fase de recuperación alcohólica, se mete a detective sin licencia para resolver casos menores de antiguos conocidos y que, sin comerlo ni beberlo, vivirá su propio descenso a los infiernos al tropezar con una macabra y peligrosa historia que hará renacer en él algunas dudas y remordimientos del pasado.

Un arranque contundente y prometedor por las calles de Nueva York, muy a lo Harry Callahan pero con altas dosis de alcohol incluidas, dan paso a un film irregular que tiene momentos de gran cine de acción alternados con otros sencillamente decepcionantes, como todo aquello que tiene relación con la aparición del personaje de un niño negro y huérfano que acaba convirtiéndose en el asistente personal del detective encarnado por Neeson.


Guiños bienintencionados al cine negro de toda la vida (entre los que no podían faltar alguna que otra referencia a nombres tan míticos como los de Sam Spade o Philip Marlowe) y un vitriólico desenlace que se inicia en un cementerio a la luz de la luna para terminar en el interior de una vivienda, compensan muy mucho algunos errores y lagunas en su guión y, sobre todo, lo poco creíble (y cargante) que resulta la inclusión en la trama del pequeño antes citado.


Cosas peores he visto. Al menos, no me aburrió.

1 comentario:

El Señor Lechero dijo...

Entretenida, sin más, pero más interesante que muchas que se plantean en estos tiempos.