11.5.15

¡Basta de recortes en Sanidad!


Hipócrates no es una película más sobre hospitales. Nada que ver con House o con esa sarta interminable de series televisivas nacidas al amparo de Urgencias o, alejándonos en un tanto el tiempo, con Centro Médico. Hipócrates emparenta más, por ejemplo, con esa contundente y setentera Anatomía de un Hospital de Arthur Hiller que con cualquiera de los títulos antes citados, tanto por el dibujo de la precariedad laboral que sufren los trabajadores de la Sanidad pública hoy en día como por ese espíritu crítico con el que su director, el francés Thomas Lilti, afronta su segunda trabajo tras la cámara.

Los recortes presupuestarios en el sector, los absurdos protocolos médicos a seguir que se muestran incapaces de respetar la voluntad de los pacientes en cuanto a últimas voluntades se refiere o los errores médicos derivados de una mala gestión hospitalaria, son sólo algunos de los temas que trata, con contundencia, el film de Lilti, un hombre conocedor de la materia, pues había trabajado como galeno en un centro público.


La película sigue los pasos de Benjamin (espléndido Vincent Lacoste), un joven residente que inicia sus prácticas en el hospital dirigido por su propio padre y que, a pasos agigantados y en compañía de otro interno procedente de Argelia, empezará a descubrir la desidia que provoca, entre sus compañeros, la falta de recursos económicos y sanitarios para paliar el dolor de sus pacientes. El silencio como norma por parte de la Dirección y de la Administración ante ciertos problemas de envergadura, agravarán los problemas de un centro sanitario totalmente inestable y en decadencia.


Una cinta inteligente y tan honesta consigo misma que, aparte de loanza implícita al esfuerzo del colectivo de trabajadores de la Sanidad por realizar sus tareas bajo mínimos, no esconde, por ejemplo, que, en ocasiones, el cuerpo médico, excepto honradísimas excepciones, se deja llevar más por los intereses propios y de la Administración (tapando incluso sus oscuros trapicheos) que por el bienestar de los enfermos ingresados.


Un producto necesario, valiente y, en parte, aterrador. La Sanidad Pública, en la actualidad, está hecha una puta mierda. Y no sólo en Francia. En España, lo que están haciendo con ella, ya es de juzgado de guardia. No dejemos que nos la quiten para machacarnos con privatizaciones abusivas, pues la Sanidad no es un negocio, por mucho que cuatro gángsters impresentables se empeñen en ello. Y un buen primer paso para evitarlo, es dando soporte a este interesante trabajo de Lilti.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, tienes razón, pero si ese juzgado de guardia está vendido a los poderes fácticos, apaga y vámonos
Como en el tribunal constitucional, minúsculas, que están untados de mierda hasta arriba
Y es que de europa y sus consejos vienen estas ganas, poco a poco, de hacerse con el rico negocio de la salud.
Nos están achinado en el trabajo mientras nuestra sociedad y salud se yanquiza de mierda. Como su presidente al que le dieron el nobel de la paz para hacer la guerra
Hay que joderse.
El poderoso se endiosa tanto que se eleva a los altares de la riqueza y es tal el poder que le confiera finalmente en él de forma vil olvida su procedencia y luego depreda sobre la sociedad de donde sale. Tal poder alcanza y le da tan poca importancia a los demás que su desarraigo es capaz de matar a cualquier otro sólo por eso, por parecerle un perfecto extraño.
En la sociedad somos prescindibles y el sistema inventado y manejado por ellos nos lleva a no representar nada para estos, sólo cuando hay pérdidas.
¿De los jueces? Cuándo se conozcan los que están de mierda hasta las orejas se levantará nuevamente la sociedad para repetir la historia.
La peli es cojonuda
Saludos

caligula dijo...

Don Spa, tome nota de esta noticia:

don Vicente Aranda ha fallecido. Tenía 88 tacos (pues no los aparentaba mucho). Una lástima... no es que fuera uno de mis favoritos pero hay que reconocer que Amantes estaba muy interesante.

El Señor Lechero dijo...

Se me ha adelantado micer Caligae. Siempre pensé que lo suyo era cine de culos y tetas recubierto de mensaje profundo, pero se nos va otro clásico.

Spaulding dijo...

Pues nada. Hoy le he rendido mi humilde tributo.

Curiosamente, llegué a entrevistarlo para una radio de Barcelona en donde, hace ya muuuuuchos años, hacía un programa de cine. Fue con motivo del estreno de Tiempo de Silencio, una de sus buenas películas.

Anónimo dijo...

No es usted más rancio y aburrido porque ya existe el Boyero, porfavor...

Gemma dijo...

No conocía Hipócrates y me han entrado muchas ganas de verla. Tampoco conocía este blog y a partir de ahora me pasaré a menudo a leerte Spaulding. Felices vacaciones. Un saludo!